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15 El Espíritu que ustedes han recibido ahora no los convierte en esclavos llenos de temor. Al contrario, el Espíritu que han recibido los hace hijos. Por el Espíritu podemos gritar: «¡Querido padre!»[a] 16 El Espíritu mismo le habla a nuestro espíritu y le asegura que somos hijos de Dios. 17 Por ser hijos de Dios recibiremos las bendiciones que Dios tiene para su pueblo. Dios nos dará todo lo que le ha dado a Cristo, pero también tenemos que sufrir con él para compartir su gloria.

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Footnotes

  1. 8:15 ¡Querido padre! Textualmente ¡Abba! una palabra en idioma arameo. Los niños llamaban Abba a su papá.